Durante el mes de agosto se realizó un Seminario de Capacitación para residentes del Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce y de otros hospitales. El mismo estuvo a cargo del Dr. León Ferder, prestigioso médico e investigador argentino que estuvo radicado durante varios años en el exterior y trabajó realizando investigación, asistencia y docencia en Universidades de Centroamérica y Estados Unidos. El mismo es especialista en nefrología, cardiología, hipertensión y envejecimiento celular. Actualmente es Vicerrector Académico de la Universidad Maimónides.
Ferder brindó cuatro clases durante el mes de agosto en el Hospital El Cruce. Organizadas por el área de Docencia, a cargo del Dr. Javier Mariani. Minutos antes de iniciar el último encuentro dialogamos con el investigador. Su presentación ya estaba preparada en la notebook, le acercan una taza de té y se predispone a la charla. Nacido en Rosario y porteño por adopción. Su niñez transcurrió en los barrios de Villa del Parque y Villa Crespo. De madre farmacéutica y padre odontólogo, estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires. Está casado con una médica y tiene dos hijas que también eligieron la medicina como profesión. Vive en el barrio de Colegiales.
Lleva 52 años en el ejercicio de la medicina. Hace dos meses volvió a la Argentina luego de haber vivido más de 20 años en el exterior. “Por un sencillo motivo volví, porque siempre extrañaba mi país. Y lo que más se extraña es la amistad que brinda la Argentina. Yo me fui en el año 2000 por última vez. Ya había vivido en Estados Unidos realizando mi formación académica entre los años 1970 y 1976.
Volví al país no por razones médicas sino sociales. Yo extrañé a la Argentina toda mi vida. Argentina da algo que ningún otro país te da que es la amistad, Borges lo decía, “la Argentina es un país de amigos”.
-¿Usted alguna vez dijo, “a la hora de la prevención, los riñones suelen ser órganos olvidados. Es muy poco lo que se dice sobre los riñones y cómo prevenir sus enfermedades”, ¿cómo surgió su interés por estudiar los riñones? ¿Desde hace cuánto tiempo que lo hace?
-Mientras era estudiante a mí siempre me gustó la docencia. Entonces en segundo año de medicina, junto a un amigo, se nos abrió la posibilidad de ingresar como docentes a la cátedra de Fisiología de la Universidad de Buenos Aires. En ese momento enseñábamos toda la fisiología. Mi primer interés fue ser neurofisiólogo y mi amigo, quería ser nefrólogo. Las vueltas de la vida hicieron que cada vez que yo estudiaba más fisiología me interesaba más el riñón y mi amigo se interesó por las neurociencias.
Le pongo pasión a todo lo que hago. Porque yo no hago cosas que no me gustan. Una vez un maestro me dijo, “hagas lo que hagas, tenés que hacerte notar, y no por el ego de uno sino porque demuestra que las ideas que uno tiene las puede transmitir”. La pasión que uno pone en todo lo que hace, forma parte del concepto que uno tiene de la importancia de enseñar. Cuando uno pone pasión la gente lo recibe con pasión, con interés.
Me apasionó el riñón porque es un órgano que no se ve, no se toca, no se huele, no se oye y sin embargo está dentro del cuerpo y funciona como un reloj. Tiene la característica que de todos los órganos es el que más estimula al pensamiento abstracto. Para entender que está pasando en un paciente con el funcionamiento de su riñón, tenés que abstraerte e imaginártelo, elaborar todo lo que está sucediendo y después tratar de aplicarlo a la enfermedad del individuo. Ese juego que tiene un poco de ciencia, linda con otros aspectos como la filosofía, lo artístico, lo antropológico. Esto lo hace al riñón un órgano que para mí, es fascinante.
Siempre tuve una actitud muy abierta porque siendo nefrólogo de golpe empiezo a trabajar en hipertensión y haciendo esta especialidad encontramos hechos interesantes en el envejecimiento y en el campo de la gerontociencia. Lo que he tratado de hacer toda mi vida desde la nefrología es tratar de enfocar al paciente desde una manera integral, lo más humana posible y poder verlo desde distintos ángulos. Verlo desde la ciencia básica, la ciencia clínica, las ciencias sociales, las ciencias evolutivas. Porque el hombre llegó a lo que es, junto a toda esa historia que nosotros traemos.
La principal causa de muerte del hombre es la enfermedad cardiovascular, después viene el cáncer. El concepto que la enfermedad cardiovascular la tenemos los seres humanos, no la tienen los animales, ni ninguna otra especie, esto hace que se relacione directamente la enfermedad cardiovascular con la evolución cultural. Nosotros como hombre somos un elemento de cultura y la cultura que tiene cosas muy útiles, por otro lado con lleva otros inconvenientes como la aparición de enfermedades. Tal es así que con la cultura ha aparecido la enfermedad cardiovascular y el cáncer también ha seguido siendo una causa de muerte porque roza los cambios culturales.
-¿Es la tercera vez que visita el Hospital El Cruce, ¿cómo fue la recepción?
La recepción cómo siempre fue muy cálida, me siento muy cómodo. Además me encuentro con amigos como el Dr. Carlos Tajer. Lo que trato de hacer en estas charlas es dar un enfoque personalizado en el sentido que, hablamos de fisiología renal pero la vemos con un enfoque no de fisiólogo, sino de un médico que está al lado del paciente. Entonces uno va intercalando cosas de la clínica, la práctica diaria, con la base de la fisiología. Para que se interprete mejor lo que le pasa al paciente y para que los profesionales recuerden conceptos de la ciencia básica.
Es un grupo de profesionales muy interesante el que tiene este hospital. Médicos muy bien formados.
Tenemos varias líneas para seguir desarrollando el vínculo con el Hospital El Cruce, una es la docencia, la de investigación y los componentes sociales. En este momento yo estoy en una universidad y tenemos la posibilidad de vincularnos con hospitales para implementar investigación clínica.
La idea es hacer un poco más de vinculación entre el Hospital y la gente de la Universidad Maimónides. Encarar proyectos que sean útiles para la institución.